Mijas Pueblo - SugerenciasAlternativa Mijeña - Artehnatiba Miheña
Reflexiones de Juan Porras Blanco
Lo primero que resalta en la lectura de la `Justificación y Objetivos del documento informativoŽ del POT en su Introducción es el contraste y desfase entre diagnósticos, anhelos y propuestas de desarrollo. No se entiende que tras realizar un autocrítico análisis histórico del modelo de desarrollo en la Costa del Sol desde los años 50 hasta los 90, se pretenda continuar en la senda del `más de lo mismoŽ a una escala infinitamente mayor. Si tenemos en cuenta que este mundo es finito, al igual que el territorio de la Costa del Sol en el que pretende este POT sobreimplantar el proyecto de la Ciudad del Sol, es difícil imaginarse que las previsiones de crecimiento y desarrollo urbanístico de este documento sean factibles en la Costa del Sol manteniendo el canon de turismo de calidad sin dañar gravemente el entorno natural ni pisotear unos cuantos derechos de las poblaciones locales (sobre todo de las áreas rurales).
La Justificación (ideológica) del documento del POT supone la justificación de lo injustificable, la justificación de una megalomanía empresarial que tiene prisas por agotar todos los recursos de nuestra comarca dejando ver su insolidaridad hacia los vecinos actuales y las generaciones venideras, dejándoles como legado un auténtico atolladero caótico en forma de meta-ciudad con casi 2 millones de habitantes para dentro de 10 años (sin contar a Málaga, 1/2 millón sólo en Mijas), sin entramado social identitario, ni redes humanas que impidan la cada vez mayor penetración e implantación de más mafias internacionales... En realidad este envoltorio propagandístico busca encubrir las medidas que en este POT van a ser conducentes a finiquitar el espacio natural, tradicional, etnográfico y humano de la Costa del Sol. Mi inquietud al respecto es que, en lugar de poner freno a los excesos detectados, con este POT se abren nuevas vías para cometer más y nuevos excesos, que siguen siéndolos aunque a partir de ahora se cometan legalmente.
Luego, el concepto de `ciudad geourbana o `lugar de lugaresŽ cuya naturaleza en 'red' permita propiciar su condición urbanística más abierta y flexible a los nuevos espacios contemporáneos superadores de la vieja y clásica dicotomía de campo-ciudadŽ es un concepto erróneo, según la terminología del antropólogo urbano francés Marc Augé. Augé utiliza los lugares y no-lugares para referirse casi a lo contrario de lo que engañosamente dicen los redactores del POT, es decir, un lugar es un espacio real en el que quienes lo utilizan mantienen con él una vinculación identitaria, socio-relacional, histórica y simbólica; mientras que un no-lugar corresponde a un espacio físico en el que ni la identidad, ni la relación, ni la historia están simbolizadas, son espacios en los que la gente coexiste o cohabita sin vivir junta. En definitiva, que los redactores del POT tendrían que recalificar ese calificativo para la Ciudad del Sol más bien como `no-lugar de no-lugaresŽ. Un espacio consumista de cohabitación o coexistencia individualizada de antiguos pueblos ya desnaturalizados y deshumanizados.
Para finalizar, tampoco parece muy adecuada la justificación ideológica que aparece en la pág. 7 -ŽLos Sistemas de Espacios LibresŽ- por la cual se establece una especie de `carta blancaŽ de cumplimiento de los deseos del turista eventual o residencial en base a facilitarles su fantasía como individuos, ya que eso, dicen, atraería al turista `a consumir estos espacios liberados de las normas más encorsetadas del espacio urbanoŽ.
Desde el punto de vista del costasoleño nativo quiero advertir de lo injusto que es `liberar de las normas (estéticas, suponemos)Ž a los residentes extranjeros para satisfacerles esas fantasías individualistas -porque manejan muchos capitales, en suma-, mientras que no se plantee ni siquiera el respeto a la fantasía colectiva o cultural de los andaluces de la Costa del Sol, fantasía forjada por varios milenios de sabiduría. Es decir, no es de recibo permitir la construcción de inmuebles desacordes con las normas estéticas y arquitectónicas propias de la autóctona de aquí, es injusto e irrespetuoso para la cultura costasoleña permitir fantasías individuales que, por ejemplo, pinten sus chalés de colores fosforitos o chillones. ¿Y qué va a quedar de Mijas y otros pueblos en la Ciudad del Sol? Pues parece que se convertirá en algo así como un distrito de barrio donde nuestras tradicionales redes sociales de apoyo vecinal y solidaridad tendrán cada vez menos peso debido a la desestructuración social y a la fragmentación individualista como consumidores aislados fácilmente manipulables, por ser habitantes de un no-lugar.
Escrito por Alternativa, el Jueves, 20 de Octubre 2005