Huan Porrah Profesor de Antropología Social y Cultural (UPO) Coordinador General de Artehnatiba Miheña
Antes que nada aclaremos algunos conceptos, que luego nos tergiversan. Lo primero es advertir de que soy de la escuela antropológica que opina que en Europa y en el Poniente Mediterráneo (donde nos ubicamos el pueblo andalú) también existen l@s indígenas, al igual que en las partes actualmente más saqueadas del planeta. Indígena es, así, un término técnico que refiere a la especial relación de apego que mantiene un ser humano con la que considera su tierra, su cultura y su pueblo. Nativo refiere simplemente a haber nacido en algún territorio. Autóctono es un término que tiene connotaciones esencialistas.
Ahora bien, se puede ser nativo bereber, madrileño o danés y haberse convertido o sentirse indígena andalomiheño, por el método de adoptar las pautas culturales propias de loh miheñoh, abrazar su identidad, ver el mundo como ell@s, sentir dolor en el alma por las mismas causas que lah miheñah, o mediante integración sociocultural. No se lleva en la sangre ni en los genes, el indígena miheño se hace, es decir, se aprende y se siente.
Tendemos a creer que un nativo automáticamente sería indígena, lo cual a veces no es cierto (y más en Mijas). De igual manera que un foráneo se puede convertir en indígena miheño mediante la socialización y la integración, no son pocos los mijeños ehkahtaoh, es decir, desapegados de su tierra, su gente y su pueblo, mayormente por haber abrazado la falsa conciencia de una filosofía individualista globalizadora nada romántica.
Nativos mijeños ehkahtaoh, nativos indígenas, foráneos indígenas miheñoh, nuevos residentes ciudadanos administrativamente mijeños (nativos de otros lugares), turistas de paso y trabajadores foráneos eventuales; he aquí el panorama sociológico actual de la aglomeración humana apelotonada en guetos inconexos del municipio de Mijas. Un cóctel-bomba de relojería que podría reventar en cualquier momento por la desconfianza entre vecinos desconocidos sin historia (como el reciente tiroteo en Riviera del Sol). Sobre todo si el proceso de integración social habitual –a través de la población nativa-indígena, que normalmente suele ser la mayoritaria– queda truncado por la aceleración demográfica que nuestros gobiernos locales provocan con la fiebre del oro desarrollista.
Si tomáramos como criterio-base el dato de nativos mijeños como grupo en torno al cual generar la integración del aluvión poblacional neorresidente, mal lo tenemos, ya que la población nativa en Miha ha quedado relegada al 14% del total poblacional. Y además muchos de esos nativos no son indígenas, es decir, son ehkahtaoh que poco respeto muestran por las costumbres, hábitos, usos y formas de vida de sus familiares y vecinos indígenas; mal ejemplo dan a los nuevos residentes que se quieran integrar. Recientemente estamos conociendo cada vez más casos, por ejemplo, de vallas que impiden las tradicionales servidumbres de paso, destrozo de acequias (incluido el Ayuntamiento) y otros elementos patrimoniales, robo de tierras para urbanizar, etc., etc.
Y dos conceptos más para una mirada alternativa: interculturalidad frente a multiculturalismo, la comunicación frente al apelotonamiento de masas. “¡Ehto eh Miha i ahkí ai ke mamà!”
Escrito por Alternativa, el Domingo, 20 de Junio 2010